martes, 16 de julio de 2013

Yo, sólo tomo agua..



- Le traigo un vaso de agua, señor?
- No, gracias! Quiero un vaso de cristal y con agua, puede ser?

Así era él de ocurrente y rebuscón para hablar! Se fijaba que cada frase este bien construida y que diga lo que realmente debería decir. Y, cuando escuchaba algo “mal dicho” se acercaba y corregía  susurrando al oído toda una lección de gramática, subjetivos, adjetivos y verbos.
Estudiaba Economía conmigo, pero su pasión era el teatro,  y su vida era una obra puesta en el escenario, porque gesticulaba y hablaba con la boca, con los ojos, con las manos y con los pies, él era toda expresión. 

Fue  romántico, soñador, justiciero,  ocurrente y muy gritón. Había que entenderlo !

Le encantaba el cine y las películas las vivía. Lloraba si tenía que llorar, reía si tenía que reír y varias veces lo retaban en las salas porque sus sollozos, sus comentarios o sus risotadas molestaban a las otras personas. Pero él se enojaba, discutía y encontraba aliados que aplaudían  su moción.  Algunas veces se paraba para enojarse con el actor o actriz, como si fuese un partido de futbol  y no faltaba quien lo apoye, y nosotros, sus amigos avergonzados tironeándolo para que se siente, explicando cualquier verso al encargado que venía alumbrarnos con su linterna  y  algunas veces  saliendo antes que se enciendan las luces para después reírnos de todo lo acontecido.
Películas de terror con él, eran de terror!!! Parado en una sala de cine mientras Drácula estaba atacando él gritaba “Que le muestre la cruz” …. Y cada vez más fuerte,  y el público se contagiaban  con el grito  … “Que le muestre la cruz” ante aplausos, chisteadas, silbadas y zapateadas.

Le gustaba Neruda, se sabía no sé cuantas rimas de Gustavo Becquer y recitaba a Amado Nervo.
Amaba París, tenía su profesora de francés que se llamaba Ivonne y con ella nos pasábamos tardes enteras escuchando  relatos de guerra o de glamour. El sabía escuchar, y entender, y preguntar.
Había actuado en varias  obra de teatro, y,  nos reproducía  su monólogo  hablando del cepillo de dientes!! Que emoción mostraba al  repetir cada palabra y cada frase.
Nos contaba  historias de fantasmas, aparecidos y misterio. Relataba de tal forma que atrapaba con sus historias.
Cantaba hermoso! Había estudiado canto y tenía la voz de barítono.  Eran menos las veces que cantaba para nosotros, y cuando lo hacía nunca terminaba una canción porque buscaba otras entonaciones y de lo clásico nos transportaba a un circo.
Esotérico. Ayunaba, meditaba, realizaba viajes astrales y tenía su filosofía de vida en base a su creencia y hablaba del maestro Saint Germain y el rayo violeta, y respetaba a los que no querían escucharlo y enseñaba a los que querían aprender.
Así lo conocí, y con él compartí mi vida por algún tiempo. 
El 24, yo 19!... El 25 y yo 20 años! Pero siempre llamándome “mi guagua”

Compartíamos casi todo tomados de la mano. Era muy difícil estar juntos y no estar tomados de la mano.   Me regalaba, florcitas robadas del jardín, corazones de papel que dibujaba para mi, una estrella del cielo, un pedazo de  montaña, un verso de Machado, una canción de Ana Belén. O me hacía bailar al aire libre canciones de Virus,  Soda Stereo, Madonna  o  Wilfrido Vargas.
Y me decía…. Mi “guagua”, somos felices!!! Y para mí, él era mi felicidad.

La vida y la distancia nos separó, pero en el corazón quedaron todos aquellos momentos y detalles, los cuales  revivieron muchas veces en su memoria y en la mía.

Y, la felicidad la encontramos pero de forma distinta, yo al lado de mi esposo y de mis bellos hijos y él en su familia, y en sus hermosas sobrinas.

Hoy no está mas en la tierra... pero en algún lugar, vestido de blanco se acordará de Nervo y dirá ... Vida , nada me debes!, Vida, estamos en paz!