- Le traigo un vaso de agua, señor?
- No, gracias! Quiero un vaso de cristal y con agua, puede ser?
Así era él de ocurrente y rebuscón para hablar! Se fijaba
que cada frase este bien construida y que diga lo que realmente debería decir.
Y, cuando escuchaba algo “mal dicho” se acercaba y corregía susurrando al oído toda una lección de gramática,
subjetivos, adjetivos y verbos.
Estudiaba Economía conmigo, pero su pasión era el teatro, y su vida era una obra puesta en el escenario,
porque gesticulaba y hablaba con la
boca, con los ojos, con las manos y con los pies, él era toda expresión.
Fue romántico, soñador, justiciero, ocurrente y muy gritón. Había que entenderlo !
Le encantaba el cine y las películas las vivía. Lloraba si
tenía que llorar, reía si tenía que reír y varias veces lo retaban en las salas
porque sus sollozos, sus comentarios o sus risotadas molestaban a las otras
personas. Pero él se enojaba, discutía y encontraba aliados que aplaudían su moción.
Algunas veces se paraba para enojarse con el actor o actriz, como si
fuese un partido de futbol y no faltaba
quien lo apoye, y nosotros, sus amigos avergonzados tironeándolo para que se
siente, explicando cualquier verso al encargado que venía alumbrarnos con su
linterna y algunas veces saliendo antes que se enciendan las luces para
después reírnos de todo lo acontecido.
Películas de terror con él, eran de terror!!! Parado en una sala de cine mientras
Drácula estaba atacando él gritaba “Que le muestre la cruz” …. Y cada vez más
fuerte, y el público se contagiaban con el grito … “Que le muestre la cruz” ante aplausos,
chisteadas, silbadas y zapateadas.
Le gustaba Neruda, se sabía no sé cuantas rimas de Gustavo Becquer
y recitaba a Amado Nervo.
Amaba París, tenía su profesora de francés que se llamaba
Ivonne y con ella nos pasábamos tardes enteras escuchando relatos de guerra o de glamour. El sabía
escuchar, y entender, y preguntar.
Había actuado en varias obra de teatro, y, nos reproducía su monólogo hablando del cepillo de dientes!! Que emoción mostraba
al repetir cada palabra y cada frase.
Nos contaba historias
de fantasmas, aparecidos y misterio. Relataba de tal forma que atrapaba con sus
historias.
Cantaba hermoso! Había estudiado canto y tenía la voz de
barítono. Eran menos las veces que
cantaba para nosotros, y cuando lo hacía nunca terminaba una canción porque buscaba otras entonaciones y de lo clásico nos transportaba a un circo.
Esotérico. Ayunaba, meditaba, realizaba viajes astrales y
tenía su filosofía de vida en base a su creencia y hablaba del maestro Saint
Germain y el rayo violeta, y respetaba a los que no querían escucharlo y
enseñaba a los que querían aprender.
Así lo conocí, y con él compartí mi vida por algún tiempo.
El 24, yo 19!... El 25 y yo 20 años! Pero siempre llamándome “mi guagua”
Compartíamos casi todo tomados de la mano. Era muy difícil
estar juntos y no estar tomados de la mano.
Me regalaba, florcitas robadas del jardín, corazones de papel que
dibujaba para mi, una estrella del cielo, un pedazo de montaña, un verso de Machado, una canción de
Ana Belén. O me hacía bailar al aire libre canciones de Virus, Soda Stereo, Madonna o Wilfrido Vargas.
Y me decía…. Mi “guagua”, somos felices!!! Y para mí, él era mi felicidad.
La vida y la distancia nos separó, pero en el corazón
quedaron todos aquellos momentos y detalles, los cuales revivieron muchas veces en su memoria y en la
mía.
Y, la felicidad la encontramos pero de forma distinta, yo al lado de mi esposo y de mis bellos hijos y él en su familia, y en sus hermosas sobrinas.
Y, la felicidad la encontramos pero de forma distinta, yo al lado de mi esposo y de mis bellos hijos y él en su familia, y en sus hermosas sobrinas.
Hoy no está mas en la tierra... pero en algún lugar, vestido de blanco se acordará de Nervo y dirá ... Vida , nada me debes!, Vida, estamos en paz!